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Por: Jennifer Rueda Martínez
Como Psicóloga he tenido la oportunidad de pasar por varias áreas de esta profesión, entre esas, el área organizacional realizando procesos de selección de personal. Tengo amplio conocimiento acerca de lo exigente y cerradas que son las empresas a la hora de crear un perfil para una vacante y así mismo al momento de escoger la persona idónea que aplique para el cargo.
Sin embargo, al pasar el tiempo estas características se hacen cada vez más imposibles de alcanzar por muchas personas; escuchando y leyendo diferentes puntos de vista, me encuentro con los interrogantes ¿Qué es lo que les está pasando a los reclutadores, a las áreas de talento humano, a los empresarios, a los gobiernos? ¿Qué buscan?
Dichos cuestionamientos surgen de la gran tasa de desempleo liderada por personas que se caracterizan por tener muchas ganas de trabajar, deseo de superación, de salir adelante honrada y dignamente en una empresa que les brinde la oportunidad y todas las garantías, lo cual los hace merecedores ya que si estamos hablando por el lado de los jóvenes, muchos de ellos se han quemado las pestañas para destacarse académicamente durante el paso por su academia de donde se han graduado con mucho esfuerzo y sacrificios, con honores y salen de estas instituciones con hambre y sed de explotar todo su potencial y colocarlo al servicio de una buena organización. Por otro lado tenemos la generación perennials conformada por mujeres y hombres de 35 años en adelante, para quienes la edad es solo un numero ya que nada los limita para desafiar las reglas de la moda para verse bien por fuera, pero también por dentro tienen todo un recorrido como resultado de la sumatoria de todos sus estudios de nivel superior porque siempre están a la vanguardia actualizados en conocimientos y cuentan con un listado de empresas donde han tenido la experiencia de trabajar y hacer carrera con un excelente rendimiento. Sin embargo, sorprendentemente estas dos generaciones se encuentran en la posición de NO ELEGIBLES para el mundo laboral ya que para los cargos que aplican, los jóvenes son rechazados por muy “viches” por su falta de experiencia y estudios especializados, mientras que los perennials se encuentran con que les parecen muy viejos o sobrecalificados con demasiados estudios y experiencia o porque hay que pagarles mucho.
Entonces ni junior, ni senior, esto, sin profundizar en otra variante que tiene a tantos profesionales valiosos desempleados sustentada en aquella frase que afirma que “contacto mata curriculum”, lo cual todos sabemos que es totalmente cierto, o sino nada más tiren una miradita al honorable gobierno de la república colombiana, que se reparten la mermelada de generación en generación, o del amigo del amigo, o el recomendado del conocido, o al que hay que pagarle uno que otro favorcito, mediocres oportunistas que le roban la oportunidad a personas capacitadas para desarrollar con excelencia su labor.
Soy fiel creyente que la vida debe mantenerse en constante evolución y las áreas de talento humano de las empresas no son la excepción, estas deben refrescarse y bailar al ritmo de esta dinámica, innovando con el diseño y aplicación de procesos de selección de personal donde se valore al ser humano no por su edad sino por quienes son en su verdadera esencia y por lo que tienen para aportar a las empresas, el curriculum vitae es un documento para confirmar la información y referencias.
Para finalizar quiero dirigirme a ese numeroso grupo de personas calificadas que llevan días, semanas, meses y años tocando puertas que no se abren, ajustando y enviando diariamente sus hojas de vida con la esperanza que alguien se fije en ellas, esperando esa llamada que les indique que han sido seleccionados, a ti quiero decirte, NO HAY NADA DE MALO EN TI, nunca vayas a creerle a tus pensamientos saboteadores que te dicen “eres malo/a, no sirves, otros son mejores que tú, te equivocaste de carrera, no naciste para esto, perdiste la plata, eres inexperto/a, eres muy viejo/a, no eres digno/a, soy perdedor/a, ríndete”, cuando esto te pase, levántate, sacúdete y grítale a tu mente “soy bueno/a, tengo talento, soy importante, soy un ganador/a, ellos se lo pierden, soy inteligente, soy capaz, lo voy a lograr, tengo muchas cosas buenas para dar, esa oportunidad que estoy esperando va a llegar, soy brillante, lo que los demás piensen o digan de mí no me define, soy resiliente, soy resistente” y mientras sigues intentando y perseverando por esa bendición que viene en camino, continua haciendo las cosas bien, sigue estudiando, preparándote y puliendo la mejor versión de ti mismo, no olvides que precisamente gracias a este fenómeno, el emprendimiento está tomando cada vez más fuerzas, es hora de idear y crear un plan B que tal vez se termine convirtiendo en tu mayor acierto.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Psicóloga, Jenniffer Rueda Martínez