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Por: Ulahy Beltrán López[1]

Opinión y Salud

El mundo cambió desde el inicio de la pandemia por Covid-19 y aún hoy, casi dos años después de haberse iniciado la propagación del coronavirus en China, se siguen generando nuevos escenarios de vida y comportamiento que jamás se hubiesen pensado habrían de darse.

Para hacerle frente a esta pandemia, según Aaron Bernstein, director interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Mundial de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y director del Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de Pandemias en su Origen, hasta el momento se han gastado más de 6 billones de dólares en vacunas, recursos que han sido llamados por él como “los pañitos de agua tibia más caros jamás comprados”, pues su análisis plantea que por mucho que el mundo gaste en vacunas, nunca los humanos podremos inmunizarnos del todo contra futuras pandemias. Por ello Bernstein propone un abordaje distinto en la prevención de futuras pandemias, exhortando a los tomadores de decisión que lo que se debe hacer es generar estrategias para impedir que las pandemias se inicien, deteniendo para ello la propagación de enfermedades de los animales a los seres humanos.

Según este connotado científico, mediante este enfoque preventivo es que también se podrá proteger a la humanidad y a la tierra de los efectos del daño climático cada vez más progresivo, ayudando así “a estabilizar el clima del planeta y revitalizar su biosfera, elementos ambos esenciales para nuestra salud y bienestar económico”.

Obviamente que la postura de este Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de Pandemias en su Origen incluye defender los recursos invertidos hasta ahora en el control de los brotes de Covid-19, así como lo invertido en las pruebas diagnósticas, los medicamentos y las vacunas, que resultan fundamentales en la guerra contra la pandemia, pero que se ha demostrado también que han resultado insuficientes para enfrentarla y minimizar el riesgo derivado de ella.

Justamente hoy el mundo reflexiona frente al tema de la insuficiente disponibilidad de las vacunas contra el Sars-CoV-2 en muchos países de bajos y medianos ingresos, como también resulta motivo de preocupación internacional la baja cobertura de los planes nacionales de vacunación contra el coronavirus en naciones ricas y que resulta un escenario que hace vislumbrar que no habrá control tampoco en estas naciones de la variante Delta.

Por ello resulta pertinente referenciar los resultados de una investigación previa liderada por Bernstein que demostró que los gastos de prevenir una próxima pandemia reduciendo la deforestación y regulando el comercio de las especies silvestres, solo serían de 22 mil millones de dólares al año, que representan el 2% de los costos económicos y de mortalidad de lo que ha sido la respuesta a la actual pandemia por coronavirus.

Este Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de Pandemias en su Origen también generó interesantes aportes en el tema pues descubrió que la propagación de posibles agentes patógenos pandémicos se debe a la realización de las operaciones ganaderas, así como a la caza y al mercado activo de animales salvajes. En la lista de factores que facilitan la propagación de estos patógenos que resultan agentes precursores de pandemias, están también el cambio del uso del suelo, principalmente por destrucción de los bosques tropicales; además hay otras circunstancias como la expansión de tierras agrícolas cerca de asentamientos humanos, así como la urbanización rápida y no planificada.

El mismo cambio climático generalizado en el planeta está reduciendo los hábitats naturales a muchas especies y está empujando a los animales terrestres y marinos a desplazarse a nuevos lugares, lo que en últimas está creando oportunidades para que los patógenos entren en nuevos huéspedes.  

Para los investigadores de Harvard no resulta un hecho de menor importancia que las enfermedades infecciosas zoonóticas que han estado afectando a la humanidad desde el año 1940, están asociadas en más del 50% con la agricultura. Por ello, teniendo en cuenta dos sucesos del mundo de hoy como son el crecimiento de la población humana y el aumento de la inseguridad alimentaria por la pandemia, para este grupo de trabajo académico, todas las inversiones que se hagan en agricultura sostenible y en la prevención de desperdicio de cultivos y alimentos resultan ser fundamentales para lograr 5 efectos positivos: reducción de las pérdidas por biodiversidad, conservación de los recursos hídricos, detención del cambio de uso de la tierra, promoción de la seguridad alimentaria y consecución del bienestar económico.  

Bernstein y su grupo de colaboradores finalmente recomiendan a los países dentro de este propósito de prevención de una próxima pandemia, continuar las inevitables inversiones en el fortalecimiento del sistema sanitario y apropiarse del concepto “Una Sola Salud”, que permita el avance conjunto en la conservación, la salud animal y humana, y por supuesto, la prevención de los contagios.

Este trabajo científico ha sido promovido por el Harvard Chan C-CHANGE y el Instituto de Salud Global de Harvard (HGHI) y sus conclusiones iniciales se presentarán como recomendaciones de política internacional  para orientar la cumbre del G20 en a celebrarse a finales del presente mes de octubre de 2021 en Roma (Italia) y la 26 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) a desarrollarse en noviembre del presente año en Glasgow (Escocia).

Por todo lo expuesto, quienes hoy son los tomadores de las grandes decisiones en el mundo deben actuar de manera sensata y tener en cuenta los resultados del estudio liderado por Aaron Bernstein que se han estado socializando en estas últimas semanas. Deben ser proactivos en el tema de la prevención de una próxima pandemia pues no hay que decirlo, pero los costos económicos y de mortalidad han sido además de jamás imaginados ni contemplados, altísimos hasta el momento, y seguirán aumentando con temas como las reactivaciones fallidas y el manejo del síndrome post-covid en quienes lograron sobrevivir a la enfermedad, independiente a que solo hayan padecido formas leves de la misma.

Por eso, desde los gobiernos de todos los países deben apoyarse las plataformas del concepto “Una Sola Salud”, procurando la conservación, la salud humana y animal, para poder mantener la prevención de la propagación de agentes patógenos y evitar así en lo posible una próxima pandemia pues de la actual aún la humanidad no ha salido.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor.


[1] Es: Médico Cirujano, Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Especialista en Seguridad Social Latinoamericana. Ha sido: Vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), Consejero Nacional, Departamental (Atlántico) y Distrital (Barranquilla), de Seguridad Social en Salud, miembro de juntas directivas de IPS privadas y de empresas sociales del estado, asesor en salud de la Contraloría General de la República, gerente del Hospital Universitario CARI ESE. Actualmente: docente universitario, columnista en medios impresos y virtuales, consultor y asesor en servicios en salud, editor de NOTAS DE ACTUALIDAD EN EL SECTOR SALUD. Todas las columnas del autor encuéntrelas en https://ulahybeltranlopez.blogspot.com o solicítelas al contacto: ubeltran@hotmail.com