Telatiroplena.com, periodismo serio, social y humano

Por: Alfonso Camerano

 Leyendo tu artículo te recuerdo que el “chisme” no es mamerto; tenía el antecedente del Hospitalito Francisco de Paula, del barrio Boston…

La ley 550 aplicada a un ente de educación superior era exótica y aproximaba la idea de la disposición de un bien inmueble fiscal, afectado por su donante al funcionamiento de una institución de educación media y de bachillerato, el colegio Barranquilla para Varones, que fue sustituida, por esos contratos de permuta montada sobre la donación, en unas facultades de la UA, abandonadas desde los años 90, con el traslado a la nueva sede.

También se daba una situación particular ya que los entes educativos de primaria y secundaria debían pasar por ley al ente territorial distrital y salían, entonces, del resorte departamental y nacional, resultándonos un problema que iba más allá del traslado del Barranquilla al antiguo colegio de La Industrial, ubicado sobre la calle 68 entre las carreras 47 y 50.

Está situación dejó al inmueble expósito, ya que solo existía el ideario de “colegio”, fundiendo institución y edificio, pero, estrictamente, ya no lo era, porque la Institución no está atada al inmueble; se afectaba, entonces, la voluntad del donante Insignares, con la desaparición del colegio por el traslado a otra sede, situación que se replicó al abandonarlo también la U del A, aplicable también al Alma Mater, en al trasladarse a su nuevo campus.

Desde el punto de vista jurídico, con las consecuencias políticas, las falencias de registro de la Escritura Pública no disminuían la voluntad de sus otorgantes, y en ese punto la Asociación de Egresados no creó esa inconsistencia ni tuvo concertación alguna con el Gobernador Eduardo Verano “de la Erre”, que respaldó a quienes se opusieron al paso del inmueble al Distrito de Barranquilla.

Fue Verano de la Rosa elegido a la Gobernación por el grupo Char, y a esa organización se entregó desde que arrancó su gestión, incluyendo a la Universidad del Atlántico, y su interés en retener la edificación del antiguo colegio Barranquilla, sin que aflorara contradicción con la figura del rectorado ni con sus asesores. 

Por el contrario, toda la artillería jurídica y política fue utilizada contra la opción de entregar el inmueble al Distrito de Barranquilla, manteniendo pendulante la enajenación en bloque de toda la manzana bajo la normativa de la ley de quiebra aplicada por el Minhacienda, a través de Ana Sofia o de quien la sustituyera.

La aplicación de las normas de control educativo por los municipios y distritos, la voluntad del donante Insignares, el antecedente de la desaparición del Hospitalito Francisco de Paula, la conducción de la U del A bajo conceptos meramente ligados a la Hacienda Pública, el abandono de la edificación desde esa época, no muy diferente a más fotos que ilustran tu opinión, y la posición jurídica de abierta oposición al traslado a la jurisdicción del Distrito ce Barranquilla expresada en el Consejo Superior y replicada por los abogados dentro del proceso de Restitución del Bien Fiscal – Colegio Barranquilla – dieron razones suficientes, antes y ahora, a la Asociación de Egresados, para encontrar más garantías de no enajenación o disposición por la rectoría de la época, que asesorabas, empeñada en aplicar más criterios financieros que de conservación del patrimonio, siendo propicio el momento aquel, al dejar sin funcionamiento las instalaciones y encontrarse ad portas a su definitiva desaparición como “manzana” universitaria y de secundaria, para convertirse, desde esos años, en otro bloque de la edificación de  viviendas de propiedad horizontal, acompañados de las grandes tiendas, como se había convertido la IPS del barrio Boston.

Asumir ahora, como un ideario “mamerto” la interrupción de aquella intención, real y posible, para negarla, y plantearla como un “cuco” de la Asociación de Egresados del Colegio, es oportunismo, a sabiendas que la dejación del inmueble a su suerte, y era un hecho desde esa rectoría que defiendes en tu escrito.

Nos encontramos hoy en la posibilidad sería de restaurar la edificación y para eso los Egresados han logrado la destinación de unos recursos del FFIE, por más de $12.000’ millones, más los $5.000’ millones que debe aportar el Distrito de Barranquilla, para su recuperación, y ampliación de la sede con nuevas obras.

Este escollo que hoy nos preocupa es un mal menor, frente a la otra opción que se mostraba desde la Gobernación y la Rectoría – que defiendes con ahínco, en tu escrito – cual era haber hecho el negocio con los constructores políticos al mando del ente territorial y del universitario.

Hasta ahora me entero, por tu artículo, que ese propósito de la rectoría y gobernación de vender el inmueble del colegio Barranquilla, era una visión equivocada de la Asociación de Egresados; y que la rectora” paisa” y nosotros teníamos el mismo objetivo de no permitir que el inmueble donado por la familia Insignares corriera la suerte del Hospitalito de Boston San Francisco de Paula, como sería, según tu planteamiento, una proterva intención anidaba solo en el gobernador Eduardo Verano.

Bien sabes que ese aserto no fue el desplegado por los colegas abogados que participaron en el proceso Policivo de restitución del bien fiscal. Por el contrario, se convirtieron en los legítimos contradictores de los Egresados organizados en la Asociación querellante, que los venció en el juicio; sin que intentaran hacer uso de otro medio de control contencioso o civil transcurridos todos estos años.

Fue la denuncia y pronta intervención de la Asociación de Egresados del Colegio Barranquilla, la que se les atravesó, antes, y confrontó a quienes,  desde el Consejo Superior de la U del A, se oponían  y entrababan la acción de restitución del bien fiscal al patrimonio educativo del Distrito de Barranquilla, convencidos, nosotros, antes y ahora, de haber contado con plena razón, cimentados en los antecedentes históricos y legales que se abrieron paso, al punto que se restituyó al ente territorial distrital y todavía, así se descascaren sus pañotes y se alcen en voz de “salvadores” los avivatos que ahora pagan para saquear sus vigas de madera y metal oxidado, a fin de  pretender convencernos de nuestros “errores” y, a contrapelo  de las “mejores razones” que invocaron desde la rectoría de “la paisa”, no son argumentos convincentes, que nos hagan dudar de nuestra justa posición de ayer y hoy, al acertar en la defensa de ese Patrimonio.

Encuentro tu artículo oportunista, en el “a posteriori”, cuando ya Eduardo Verano no es el presidente del Consejo Superior, ni es Ana Sofia, la “gran salvadora” de los bienes de la U del A., coincidiendo todos a una, desde ese entonces, en el propósito de hacer de esos inmuebles otra bola de cemento ajena al sector público.

Quedas invitado el sábado al plantón en la puerta del Colegio Barranquilla al cual hemos convocado a los vecinos y amigos de la conservación del patrimonio de nuestra ciudad.

Estamos a tiempo, convencidos de que con nuestra acción y presencia hemos logrado impedir su venta a comerciantes que no son ajenos al deterioro físico actual, usado como instrumento audiovisual, para hacernos creer que escogimos el camino del fracaso, que es el de ellos, los falsos escarmentadores, dolidos de su negocio frustrado.

Celebro que estés acá y no allá.

Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor.