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Por: Percy Bustes
“Cada quien es tan desgraciado o afortunado, como imagina serlo” -Séneca
Existe una filosofía capaz de sobrevivir al caos reinante. A todos nos afecta esta crisis, no solo sanitaria sino económica y sobre todo moral. Todos buscamos antídotos para la vida contemporánea, más aún cuando la incertidumbre se ha vuelto la constante. Este pensamiento ha logrado perdurar más de 2,300 años debido a su simplicidad y eficacia: El Estoicismo; su influencia está presente en religiones como el cristianismo y el budismo, en pensadores como Immanuel Kant, en dramaturgos como Shakespeare y en diversos aspectos de la ciencia como por ejemplo en la terapia cognitivo conductual que es la técnica más vanguardista de la psicoterapia.
Los estoicos modernos, resumen el estoicismo de esta manera: “Como soy un animal social y racional, me centraré en lo que es importante y depende de mí, no en lo que los otros hacen o piensan o si obtengo los resultados deseados”
Cuando escuché por primera vez la palabra “Estoico” me explicaron que se refería a una persona indiferente al dolor, al placer, la pena o la alegría. La frase: “Soportó de manera estoica las humillaciones a que fue sometido…” describe a una persona que aguanta con paciencia el sufrimiento o la desgracia. Nada más alejado de la realidad, aunque el uso de este adjetivo sea aún ahora de uso común en su manera coloquial (en un contexto informal).
El Estoicismo como escuela filosófica fue fundado por Zenón de Citio en Atenas, 300 años antes de Cristo. Su objetivo es guiar al ser humano a la felicidad, solo que esta última no se entiende como placer, riqueza o poder si no, como la práctica constante de la virtud y la razón para tomar las decisiones más justas y convenientes.
“La Oración de la Serenidad”, publicada por Alcohólicos Anónimos en 1935 es atribuida al teólogo cristiano Reinhold Niebuhr y surge directamente de los principios del estoicismo:
“Dios, concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que podemos y sabiduría para reconocer la diferencia”.
Los más famosos y reconocidos exponentes del estoicismo son:
Marco Aurelio: “Tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos o eventos externos. Date cuenta de esto y encontrarás fuerza”
Escribió entre los años 170 a 180 su diario personal que ha llegado a nuestro día como “Meditaciones” donde consignaba los aprendizajes de la filosofía que practicaba: El Estoicismo. Dicen que, si hay un libro de iniciación hacia la filosofía práctica, sin duda es este. Como anécdota, les contaré que a Marco Aurelio lo podemos ver como emperador en la película “El Gladiador” y es precisamente en esta época en la que escribió la mayor parte de su obra.
Séneca: “Lo más valiente y grandioso que hay es ver a una gran persona luchando contra la adversidad”
Este es el hijo de uno de los estoicos más interesantes de la antigüedad y llevaba su mismo nombre. Hizo carrera como político hasta convertirse en senador y uno de los hombres más ricos de su época.
Como hijo de un reconocido escritor, Séneca “padre”, e incluso como sobrino de un destacado poeta, Lucan, Séneca hijo desarrolló una habilidad para escribir fascinante. Nos ha dejado entre otros: “De la brevedad de la vida” y acerca de su obra: “El Tao de Séneca: Cartas prácticas de un maestro estoico”.
Séneca pone énfasis en sus obras desarrollando: el valorar el tiempo, el meditar sobre la muerte y el abrazar la adversidad.
Epicteto: “La Libertad es la única meta digna que vale la pena en la vida. Se gana al desechar las cosas que están fuera de nuestro control”
Es conocido por haber sido esclavo gran parte de su vida. La figura de Epicteto es tan importante en el estoicismo que se convirtió en uno de los grandes referentes de Marco Aurelio, Además, su pensamiento fue el punto de partida para que Albert Ellis, psicoterapeuta cognitivo estadounidense, desarrollara la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) en 1955. Más adelante, en 2010, Donald Robertson escribió el libro “La filosofía de la terapia cognitivo conductual: la filosofía estoica como psicoterapia racional y cognitiva”, cuyos conceptos principales se basan en premisas de Epicteto como la Dicotomía de Control (la capacidad para distinguir entre lo que se puede controlar y lo que no se puede controlar) y la premeditación de los males o visualización negativa, entre otros pilares estoicos.
Principales características del estoicismo:
1. Vivir conforme con la naturaleza. Solo lo que depende de uno mismo, es susceptible de definirse como bueno o malo, y lo contrario, será totalmente indiferente. Dejar ser, dejar fluir.
2. Indiferencia ante las circunstancias adversas. La vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el placer y el sufrimiento, han de ser totalmente indiferentes al ser humano, dado que no dependen del mismo. Lo importante (y lo que nos define) es cómo reaccionamos ante dichas circunstancias.
3. Responsabilidad de la propia vida. Las personas solo tienen poder sobre ellas mismas. Jamás nadie pudo cambiar a otro. El juicio y el control sobre otros no tienen cabida si queremos vivir en paz.
4. Fortalecimiento individual. La moral estoica se dirige al fortalecimiento del cuerpo y el alma; educarlo para que pueda soportar el dolor, el hambre, la privación de la libertad; en definitiva, del propio destino. También me debo reconciliar con el fracaso, para aprender de él y si es posible, no cometer los mismos errores.
5. Aceptación del propio destino. Me tengo que concentrar no tanto en lo que debe cambiar en este mundo sino más bien, en lo que debe cambiar en mí y en mis actitudes. Si yo cambio, todo cambia.
6. Vivir el momento presente. El pasado ya pasó (nada podemos hacer al respecto) y el futuro es incierto.
El doctor en Genética, Biología Evolutiva y Filosofía, Massimo Pigliucci es actualmente uno de los principales exponentes de esta Filosofía de Vida y dice que “Uno de los motivos del regreso de la filosofía estoica es que te ayuda a centrarte en lo que puedes controlar, lo cual contribuye a reducir el estrés y a sentir que tu vida tiene algún sentido”.
El estoicismo no consiste en suprimir u ocultar nuestras emociones si no, en reconocerlas, reflexionar sobre lo que las causa y conducirlas para nuestro propio bien. Es una filosofía práctica. Podemos usar esta filosofía antigua para vivir una vida moderna.
Uno de los rasgos más atractivos del estoicismo es que los estoicos estaban dispuestos a considerar las objeciones a sus doctrinas y, por tanto, a alterarlas de acuerdo con aquellas. En otras palabras, se trata de una filosofía abierta, dispuesta a incorporar las críticas de las otras escuelas (por ejemplo, los llamados escépticos de la época antigua) así como de los nuevos descubrimientos. Como dice la famosa frase de Séneca: “Los hombres que realizaron estos descubrimientos antes de nosotros no son nuestros amos, si no nuestros guías. La verdad está abierta a todos; aún no ha sido monopolizada y queda mucha para que la descubra la posteridad”.
En un mundo de fundamentalismo y doctrinas inamovibles, resulta refrescante adoptar una visión del mundo que está inherentemente abierta a revisión.
Termino con una frase que me motiva día a día y espero, signifique lo mismo para tí:
“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final” -C.S. Lewis
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor, Percy Bustes