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Por: Jenniffer Rueda Martínez
La primera vez que escuche esta frase, me impacto fuertemente ya que, a la discriminación, quieran colocar el adorno que sea, es discriminación, al fin y al cabo.
Sin darnos cuenta esta sigilosamente presente en todos los entornos, uno de ellos es en los procesos de selección de personal de las empresas, quienes escogen o descartan teniendo en cuenta variables como: género, orientación sexual, edad, nivel académico, raza, religión, partidos políticos, nacionalidad, apariencia física, talla, peso y por supuesto no puede faltar el que está bien relacionado con los altos mandos o las conocidas “palanca o rosca”.
Considero que estamos en un momento en el que se debe dar mayor amplitud y flexibilidad a lo estricto y radical de estos aspectos y validar a las personas por lo que son en su verdadera esencia y por lo que tienen que ofrecer de acuerdo a sus actitudes, habilidades, cualidades, virtudes, fortalezas, capacidades y potencial.
Me sorprende ver personas incompetentes, pero a la vez intocables, recibiendo altos salarios y ocupando cargos para los que no están listos, lo cual se ve reflejado en la mediocridad del desempeño de las funciones que se le fueron asignadas, mientras se le niega la oportunidad a personal de alta calidad que cuenta con amplio conocimiento y en la mayoría de los casos también experiencia o en su defecto esos que se quieren comer el mundo con sus ganas, pasión y necesidad de trabajar.
En algunas ocasiones no se les da la oportunidad siquiera de presentar la entrevista, con solo conocer datos como si es hombre y en la mayoría de los casos mujer, si pasa de los 40 años o si físicamente está un poco pasada de peso, si luce su cabello natural y no tiene procesos químicos, o por el color de la piel, por la universidad que es egresado o si vive al Norte o Sur de la ciudad, entre otras cosas.
Otra variable de selección o descarte son las propuestas de trabajo incoherentes, pasa que cuando se ofrece la vacante para reclutar, la oferta exige un alto nivel tanto en conocimiento como en experiencia, sin embargo, el salario es absurdamente desequilibrado, lo cual termina espantando al personal calificado y terminan eligiendo al que regala su trabajo, por esta razón es que en el campo laboral abundan las ofertas injustas e indignas en todos los sentidos.
Así mismo, en muchos casos, cuando el área de talento humano de la empresa es objetiva, profesional y ética y quiere realizar procesos limpios y justos, pasa que se le restringe en la toma de decisiones, no se le da autonomía y la última palabra la pasa a tener el director, quien en la mayoría de los casos ignora los pasos que se deben seguir en un buen proceso de selección, por lo que se termina descartando personal competente.
La invitación es que el área de talento humano al igual que sus directivos sean eso, más humanos.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor. Jenniffer Rueda Martínez, Psicóloga