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Por: Jairo Eduardo Soto Molina

“Benditas mujeres que en el diario caminar hacen de la historia un grito de libertad, de amor y de esperanza.” Yoyito Sabater

En las últimas décadas Colombia ha alcanzado importantes conquistas en relación con la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, si bien aún hay brechas relevantes por reducir.

Colombia ha ratificado todos los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos y derechos de las mujeres, y ha hecho un progreso significativo en el desarrollo de leyes para promover la igualdad de género y garantizar los derechos humanos de las mujeres. Algunos ejemplos son los Lineamientos de la Política Pública para la Equidad de Género para las Mujeres y el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias aprobados en 2012, y la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, aprobada en 2011, con disposiciones importantes sobre la igualdad de género, así como la Ley 1257 “Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres”, de 2008 y la Ley 1719 por la cual se adoptan medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, de 2014, entre otras.

Si bien estas normas proporcionan un marco sólido para avanzar en derechos de las mujeres, siguen existiendo desafíos para su plena aplicación, como muestran los datos sobre las brechas de género.

Colombia está mostrando señales importantes de crecimiento económico como una oportunidad para el progreso social, así como los avances en los indicadores de desarrollo humano. Pero todavía hay brechas de género, en particular en las esferas política y económica.

Como un hecho para destacar en el deporte mundial, el triunfo del equipo de microfútbol en el pasado campeonato mundial femenino y el subcampeonato mundial de fútbol sub-17 lleva a pensar que la mujer colombiana es un ejemplo de disciplina, entrega y profesionalismo sin lugar a duda. Cada año son más y más las mujeres colombianas que se destacan en diferentes campos de la vida nacional e internacional. Ya sea en la política, la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura.

La mujer en Colombia como en casi toda Latinoamérica, salvo excepciones al sur de la región ha sido discriminada, ultrajada y ofendida, en donde un exacerbado machismo ha campeado por décadas, más sin embargo en este nuevo siglo la mujer ha recuperado mucho de sus derechos.

La autora francesa Fourest, C. (2020)[1] trata la discriminación como algo que mata, destruye, envilece. Debemos continuar arremetiendo contra los prejuicios, pero de manera inteligente, con el objeto real de convencer, eliminar los obstáculos, deshacer los estereotipos, romper las cadenas de las clasificaciones étnicas, rever el reparto de roles y géneros. Exactamente lo opuesto al mundo del progresismo y la izquierda identitaria, que se nutren de la competencia victimista, los antagonismos sin fin y los conflictos que encierran a la gente en sus respectivos casilleros. Este libro se ocupa de los pequeños linchamientos ordinarios que, como una peste de la sensibilidad, terminan por invadir nuestra intimidad, asignar identidades y censurar nuestros intercambios democráticos. Cada día, un grupo, una minoría, un individuo erigido en representante de una causa, exige, amenaza y somete. Según el origen geográfico o social, según el género y el color de la piel, según su historia personal, se busca confiscar la palabra a esa tiranía de la ofensa nos está sofocando. Es hora de respirar, de volver a aprender a defender la igualdad, sin dañar las libertades. A partir de este concepto podemos reflexionar sobre la discriminación y la igualdad.

Citas al cierre:

“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. Mary Wollstonecraft.

“No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres”. John Lennon

[1] Fourest, C. (2020). Génération offensée: De la police de la culture à la police de la pensée. Grasse

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor. Jairo Eduardo Soto Molina, Profesor de tiempo completo titular, investigador 1279 (80), Doctor en ciencias Humanas, Par académico MiniCiencias-MEN