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Por. Cesar Gamero De Aguas.

Los viajeros saben que han llegado a Rosario de Chengue, no propiamente porque en la orilla de la playa, exista algún letrero que identifique este terruño apartado del departamento del Magdalena, sino porque muy pronto te verás sorprendido por una serie de pelafustanes y de mohanes con encantos que desearán llevarte tu equipaje por unos cuantos cobres, un dulce o una sonrisa que apacigüe su ansiedad. No hay duda, habrás llegado a una tierra de incontables historias, seguramente en medio de una gran humedad y la escucha de un buen vallenato que a esa hora tendrá puesto algún vecino para alegrar la mañana.

Los barrios que conforman la población se pueden contar con los dedos de la mano, sin embargo, El Rincón es sin lugar a dudas el más popular y representativo. Pero, ¿Qué hace tan especial a esta comunidad al interior del pueblo?! ¡Su gente!, este sector se halla ubicado en una especie sucesiva de rincones donde en cada uno de ellos se tejen anécdotas que subsisten en la tradición oral, historias de versos libres que son parte de cada uno de sus más de 300 habitantes mal contados.  

En una época fue el barrio donde vivían un gran volumen de pescadores, sin embargo, pese a la desaparición de muchos de ellos por ser la pesca una labor poco lucrativa, en la actualidad existen algunos cuantos que viven escasamente de ella. Sus calles polvorientas esconden encuentros amorosos, e incluso cuando la población no contaba con el servicio de energía, los jóvenes flechados por Cupido se escondían entre las cercas a dedicarles tiempo a su amor. Lo folclórico es otro atenuante que lo hace ser el más atractivo de todos, personajes emblemáticos ya desaparecidos como: Juancho De Aguas , el mamo del Rincón que aglutinaba en horas de la tarde noche , muchos jóvenes y adultos para escuchar sus anécdotas,  Pachín Barrios, pescador consagrado, el señor Escorcia jefe de los pescadores, Epifanía De Aguas comerciante de queso, María Concepción , mujer morena que preparaba sus fritos, El Gordito, José Juaco, quién vendía los ” raspados” o ” cepillados”, Margarita Herrera la costurera, Elio Orozco, propietario del famoso Jhonson llamado jocosamente como ” La Cachona“, y otros más , cuya memoria no me permite evocar. Así mismo, existen en la actualidad una serie de personajes populares rinconeros que ya han escrito su historia al interior de este populoso sector ellos son: Omar Aragón, “El Mello” Santander Contreras, La Fiera -José Luis Barrios, el propio Cabeza e Clavo, El Doris, El Goyo, todos y cada uno de ellos con un carisma y una particularidad única que trasciende en el diario vivir de la gente. Jugadores destacados en el fútbol también han sido del barrio el Rincón, tales como: El Mono Valencia, El Guapo –Jhon Villa, El Goyo de Alminda, Eguis Aragon, Federico Aragón, El Yimi Valencia, El Goyo de la sra. Cielo, el mejor arquero del mundo ´Barranquilla´ ,Guillito, El Chino, El Vaca, Toñito Alfaro, Gichi Barrios, El Doria, Pototo, por citar algunos.   En el Rincón todo mundo se conoce y se sabe su origen familiar y hasta su árbol genealógico, aquí los que ya partieron hacía el “más allá” se visitan en el cementerio y se nombran como si estuvieran viviendo, los apellidos son casi que repetidos en su mayoría pues predominan:  los Barrios, los Villa, Los Aragón, los Valencia, los De Aguas, los Castro, los Alfaro, todas las familias constituyen en si una misma  familia , pese al rigor del tiempo aún la comida se intercambia entre familias por las cercas, las madres gritan a sus hijos en la distancia, se toma ron caña en medio de un calor sofocante, aún muchos fuman tabaco , otros son hinchas furibundos del lánguido Unión Magdalena,  sobra la mano de obra para hacer un cilindro o una bóveda. Pese a estar en el siglo XXI, aún creen en sus políticos que paradójicamente son los mismos culpables de su abandono, en las velaciones y sepelios se toma trago ventiao sin misericordia al fallecido, eso sí respetando su eterno descanso, en fin, un sin número de aspectos que hacen del barrio Rincón y su gente, único y el más popular tal vez de toda la municipalidad. El barrio en sí pareciera negarse abandonar su tradición, una tradición cultivada que se nutre gradualmente con cada nueva generación, que ya no observan los límites de su conciencia, sino un lugar en el que todos caben, todos disfrutan y todos se identifican porque al final de cuentas seguirán siendo rinconeros a mucho honor, porque en este pequeño pedacito escondido del municipio, rodeado de una enorme ciénaga de aguas cristalinas , donde el respirar no es de uno sino de todo el vulgo, todos son para uno y unos para todos, en medio de un dulce transitar de alegrías y muchas satisfacciones de vivir en este populoso, pero interesante sector.

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