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Por: Jaime Colpas Gutiérrez

Han pasado cuatro años y casi nueve meses de aquel 20 de diciembre de 2019 cuando el presidente Iván Duque cortó la cinta de inauguración del nuevo puente sobre el Magdalena, un hito en la ingeniería moderna por ser el más ancho de Sudamérica.

Este puente obedece al objetivo del plan de desarrollo 2006-2010 del gobierno de Álvaro Uribe Vélez de incluir la modernización de una serie de puentes que cruzan la principal arteria con elevación de sus alturas para permitir el tránsito de grandes embarcaciones por el puerto de Barranquilla, reviviendo las condiciones de otrora tiempos en que el río más largo de Colombia fue la principal vía de comunicación.

Se adjudicó y construyó durante el segundo mandato de Juan Manuel Santos. Las obras comenzaron el 20 de agosto de 2016, y tuvo un cronograma de construcción en tiempo récord de 36 meses, e iba a ser entregado en el tercer trimestre de 2018, pero tuvo problemas que se extendió su terminación en el primer año de Duque.

La estructura del nuevo puente es novedosa porque en el centro cuenta con un tramo atirantado de 800 metros y con un gálibo de 45 metros para permitir el paso de grandes buques por el río Magdalena.

Pero el vetusto puente Pumarejo que fue inaugurado el 6 de abril de 1974 por el presidente Misael Pastrana Borrero y que a pocos metros mira con tristeza al nuevo coloso con sus viaductos y conexiones de 3.237 metros de longitud, mató el antiguo tránsito fluvial ribereño, porque fue construido con una altura de 16 metros.

El trabajo de ingeniería está hecho como en otros puentes que atraviesan el río de este a oeste que elevaron sus alturas para permitir el paso de grandes embarcaciones. 

Pero el trabajo de demolición total o parcial del pigmeo puente que le dio grandes satisfacciones al país, siguió sin ser resuelto por la Anif durante los 2 años y 7 meses del anterior gobierno que cortó su cinta de apertura.

Sin embargo, han transcurrido un año, dos meses y ocho días de que tomó posesión del país Gustavo Petro Urrego. Y este asunto trascendental para el desarrollo económico de la Nación continúa congelado como un helado de fresa en el refrigerador.

Señor presidente lo emplazamos como ciudadano costeño a que intervenga ante esta agencia nacional de infraestructura de su gobierno para desenredar la madeja que impide que por fin naveguen barcos de gran tamaño desde el bajo al alto Magdalena.

Además, que nos demuestra que es un hijo ‘verdadero’ de esta región Caribe que ha crecido por los ciclos de exportaciones e importación del siglo XIX y parte del XX, dando las órdenes pertinentes para que se resuelva el desplome parcial de un puente al cual le guardamos cariño, el que debe servir como un mirador hacia la ciudad e isla de Salamanca. ¿Presidente usted tiene la bola de uña en su manos?

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.