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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
De las carreras universitarias que se estudian en Colombia, las que más profesionales registran las estadísticas, derecho e ingenierías son las que ocupan los primeros lugares, sin discusión alguna. Además, creo que en el país existen un buen número de facultades de derecho, ya que Universidad que se precié de tal tiene su promocionada “escuela de abogados”.
Soy abogado. Estudié por largos años, en distintas estancias, códigos y doctrinas, siendo consciente de no tener talento para el pleito. Estudié solo por la intuición de defenderme, de no permitir “el perrateo”. Y la vida me permitió orientar, desde la Decanatura, dos Facultades de Derecho: la de Unilibre y la de Uniatlántico, experiencias donde conocí de Curriculum para formar abogados.
Recientemente, con la seguridad del disfrute de una pensión de vejez, fui contratado por una Institución de Educación Superior local para que les diseñada un programa de derecho. Durante un semestre “navegue”, otra vez, en programas y currículos, hasta presentar una propuesta virtual, de acuerdo a estos tiempos digitales, con recorte de semestres y mayor inclinación a las humanidades. La misma fue engavetada, pero el proyecto reposa en mi escritorio.
Por estas experiencias me atrevo a “hablar” sobre abogados, ahora que para ejercer profesionalmente El Estado está exigiendo una evaluación de competencias y de saberes. Recientemente, la Comisión Nacional de Disciplina Judicial (Consejo Superior de la Judicatura), entidad que expide la tarjeta profesional, informó que: “576 personas aprobaron la evaluación, practicada a finales del pasado mes de mayo. Y 176 la reprobaron”.
La realización del llamado “examen de estado“, para abogados, está contemplado en la Ley No.1905 del 2018, la que hace obligatoria su presentación, ya que es requisito exigible para la entrega de la tarjeta profesional, sin la que no se puede litigar judicialmente. Dicha obligación legal se le exige a quienes hayan iniciado los estudios del derecho, posterior a la promulgación de esta Ley, 2018.
Así las cosas, los iniciales abogados evaluados, este año, muy seguramente ingresaron a la respectiva Facultad en el 2018 u 2019. Lo que hace presumir que los examinados estaban “cuchilla“, afilados, porque para egresar se requiere otro examen de estado, “Saber Pro”, amen que algunos se hayan sometidos a los preparatorios, una de las opciones de grado; otras son elaborar una Tesis o la Judicatura.
La misma Ley habilita a quienes “no pasaron” la evaluación, es decir, los rajados en dicho examen de estado, a volverse a presentar, tantas veces sea necesario hasta aprobarlo, si realmente desean ejercer como abogado en los estratos judiciales u otras instancias, ya que existen otras prácticas donde no es exigible la T.P. para desempeñarse como tal. saber derecho es un conocimiento útil para la propia vida. Eso hay que tenerlo claro.
El argumento central de la citada Ley, para mí, es la idoneidad del nuevo abogado, del egresado de programas con acreditación de calidad. Es un propósito exagerado si se cree que la idoneidad profesional se funda, únicamente, en el número de evaluaciones estatales para ejercer. Un abogado idóneo es, a no dudarlo, una buena persona. Y a ser buena persona no se aprende en una facultad para abogados. La idoneidad es un reto personal.
Ahora, el derecho es tan mutante, tan cambiante, más que cualquiera de otra disciplina profesional. Ello porque está sometido al vaivén permanente de la expedición de leyes. Así que un ligero movimiento del poder legislativo, puede volver “basura” una biblioteca entera. De allí que el aprendizaje del derecho sea perenne. yo estoy aprendiendo el lenguaje de la virtualidad, cómo les parece. Ese no lo conocí en la Facultad.
Entonces, al nuevo abogado, re-examinado, no le será fácil convertirse en un jurista, en razón que la lectura de códigos y doctrina, va siendo cuestión del pasado, no muy lejano. la virtualidad, como ejercicio profesional, facilita que el acceso tecnológico brinde información al instante, por lo que consultar en REDES es más cómodo que abrir un código civil o un código general del proceso. Se la dejo ahí, muy apreciados colegas.
La próxima: La voluntad popular vs Las dictaduras.
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