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Por: Jairo Eduardo Soto Molina

“Quien lo muestra es quien lo aparenta” Yoyito Sabater

Nuevo eslogan del Carnaval

La reciente decisión de reprogramar la Guacherna, uno de los eventos más importantes del Carnaval de Barranquilla, ha desatado una controversia en la ciudad. La Guacherna, creada por la cantautora barranquillera Esthercita Forero, es un desfile nocturno que celebra la música y la tradición popular de la región. Sin embargo, este evento será movido de fecha debido a la presentación de la mundialmente famosa cantante Shakira, quien programó un segundo concierto en su ciudad natal para el 21 de febrero de 2025, lo que ha generado críticas desde diversos sectores de la sociedad.

¿La Guacherna o el show?

“Estamos fregados si un evento cultural tan importante como la Guacherna se mueve por un concierto, por muy querida que sea Shakira”, afirman críticos que ven en este cambio una señal de la pérdida de identidad cultural de Barranquilla. En una ciudad que parece estar cada vez más dirigida por “faranduleros” y en donde la publicidad y los influencers dominan los eventos, algunos señalan que Shakira ha “matado” simbólicamente a Esthercita Forero, relegando la cultura tradicional en favor del espectáculo.

Desde hace tiempo, se percibe que los hacedores culturales han dejado de ser relevantes, y el enfoque ha pasado a ser la imagen, dejando de lado el valor histórico y social que tiene el Carnaval. Ante este panorama, surge la pregunta: ¿a quién sorprende realmente el cambio de fecha de la Guacherna?

El desplazamiento de los hacedores culturales en eventos como el Carnaval de Barranquilla pone de manifiesto un problema más profundo: la pérdida del valor histórico y social que estas festividades representan. En lugar de priorizar a quienes han sido guardianes de las tradiciones, el foco ha cambiado hacia el espectáculo y la imagen, lo que algunos llaman “espantajopismo”, relegando a la sombra a quienes verdaderamente sostienen la esencia cultural de estas celebraciones.

El “espantajopismo” se refiere a una actitud superficial y de ostentación, donde la apariencia y el espectáculo se convierten en el centro de la vida social, relegando el contenido cultural y su valor histórico a un segundo plano. Esta tendencia se caracteriza por el enfoque en la imagen, el estatus y la publicidad, sin un reconocimiento profundo de las raíces culturales o del trabajo de los verdaderos hacedores culturales. La cultura del “espantajopo” tiende a nutrirse de la superficialidad, dejando de lado lo autóctono y lo genuino, y se refleja en eventos donde lo comercial y lo mediático eclipsan el contenido auténtico de la tradición.

En cuanto a las implicaciones de la reproducción colonial de la cultura, este fenómeno perpetúa las estructuras de poder y dominación que se instauraron durante la colonización. La colonialidad del poder sigue manifestándose en la imposición de valores y representaciones externas que distorsionan las culturas locales y autóctonas, haciéndolas invisibles o irrelevantes. La reproducción colonial de la cultura niega las rupturas y respuestas que las comunidades han generado, manteniéndolas subordinadas a una lógica global que prioriza la hegemonía cultural occidental sobre las expresiones locales. En la Barranquilla actual se hace mucho más grave el problema ya que la ciudad ha sido gobernada en los últimos 40 años por castas Sirio-Libanesas con fuerte arraigo de la cultura fenicia y han convertido el carnaval en un Bazar árabe.

Este fenómeno no es exclusivo de Colombia; lo observamos en toda Indoamérica, donde la cultura, heredada de siglos de colonización, sigue bajo un marco hegemónico. La decolonización de la cultura se vuelve necesaria, ya que implica devolver el protagonismo a las raíces y a los actores sociales que han preservado la identidad local. Descolonizar la cultura es, en esencia, un proceso de revalorización, donde lo local y autóctono toma relevancia frente a lo global y comercial.

El cambio de fecha de un evento como la Guacherna, que cede ante la programación de conciertos, es solo una muestra de cómo las festividades se vacían de contenido y se convierten en simples plataformas de publicidad. Para que la cultura recupere su verdadero valor, es urgente un movimiento hacia la descolonización, que devuelva la voz a los verdaderos hacedores culturales de Indoamérica.

Citas al cierre:

“El espantajopismo es la tendencia de aparentar, de dar prioridad a la imagen sobre el contenido, de hacer todo lo posible por figurar sin importar la autenticidad, llenando los espacios sociales de superficialidad y espectáculo.” Yoyito Sabater.

Tomémonos un tinto, seamos amigos. Sigan siendo felices, Jairo les dice.

Nota: el contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor. Jairo Eduardo Soto Molina, Profesor de tiempo completo titular, investigador 1279 (80), Doctor en ciencias Humanas, Par académico MiniCiencias-MEN