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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez
Historias de Barrio con Gente Bacana, en el Maravilloso Caminar de ALFREDO FELIPE
Hablar con este barranquillero, nacido y criado en las entrañas del populoso barrio Abajo, de Barranquilla, es un placer; y es que parece que el que se desarrolla en el “Bajo Manhattan”, está lleno de una riqueza artística sin precedentes, la música, la gastronomía, el deporte, la bacanería, la pintura, la danza y el arte en general hacen parte del ADN de este populoso barrio y sus alrededores.
Carlos, un irreverente, cuestionado en los años 70 por su particular forma de ser y ver el mundo, hoy goza de una pensión de jubilación que se la ganó como maestro de arte en el tradicional colegio Inem; disfrutando del séptimo piso de su vida cronológica, está más activo que nunca, haciendo pinturas, esculturas, Viajando y presentándose en grandes eventos de carácter artístico.
Su rincón de pasión, su taller, en el segundo piso de su casa, que comparte con su esposa, es como su santuario, su Santísimo sagrado donde le da rienda suelta a su imaginación.
Recuerda con cariño y algo de nostalgia que ese colectivo artístico denominado: El Sindicato, le regaló muchas satisfacciones, pero sobre todo, unos amigos que se convirtieron en sus hermanos, con melancolía se acuerda de los que se adelantaron al viaje sin regreso, a los que partieron de este plano terrenal de los cuales aprendió y compartió experiencias importantes a través del arte.
Este personaje que respira folclor y que además es una fascinante escultura al caminar, con un swing irrepetible, realmente no se equivocó de oficio, es un artista de esos que uno ve en las películas europeas, es un dinosaurio que vive en un mundo moderno, lleno de alegrías y miradas desordenadas, efectivamente, es un personaje salido de una carátula de un vinilo de rock, de un concierto en Inglaterra o New York. Es único e incomparable en un mundo de arte experimental al cual solo unos cuantos saben llegar.