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Por: Jairo Eduardo Soto Molina, Investigador Social, Doctor en Ciencias Humanas

Las antinomias son conceptos o ideas que se oponen entre sí, creando una contradicción o un conflicto lógico. En filosofía, las antinomias se refieren a las contradicciones que surgen de la razón humana cuando intenta comprender y explicar la realidad.

Immanuel Kant, un filósofo alemán, es conocido por haber identificado cuatro antinomias fundamentales en su obra “Crítica de la razón pura”. Estas antinomias son:

1. La antinomia de la finitud o infinitud del universo.

2. La antinomia de la simplicidad o complejidad de la sustancia.

3. La antinomia de la libertad o determinismo.

4. La antinomia de la existencia o no existencia de un ser necesario.

Las antinomias pueden ser útiles para identificar los límites de la razón humana y para destacar la complejidad y la contradicción inherentes en la realidad. Sin embargo, también pueden generar dilemas y conflictos filosóficos que pueden ser difíciles de resolver.

La ciudad de Barranquilla enfrenta una paradoja notable: mientras lidia con desafíos significativos en materia de seguridad, sus habitantes continúan participando activamente en eventos culturales y de entretenimiento, como el Carnaval y los partidos del Junior. Esta dualidad refleja una antinomia social, donde la realidad de la inseguridad coexiste con una vibrante vida cultural y festiva.

En los últimos años, Barranquilla ha experimentado un incremento en diversos delitos. Según datos recientes, la ciudad alcanzó una tasa de homicidios de 16,2 por cada 100.000 habitantes, la más alta desde 2016. Según el observatorio de Seguridad ciudadana de la Universidad del Norte[1], Además, la percepción de inseguridad entre los residentes ha superado el 64,3%, evidenciando una creciente preocupación por la delincuencia y la violencia

A pesar de estos desafíos, la población barranquillera mantiene una participación activa en sus tradiciones y eventos culturales. El Carnaval de Barranquilla, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, es un claro ejemplo de esta resiliencia. Anualmente, más de 800.000 personas, incluyendo mujeres cabeza de familia y miembros de la comunidad LGBTIQ+, participan en las festividades. Esta masiva concurrencia demuestra el arraigo de las tradiciones y la determinación de la comunidad por preservar su identidad cultural.

Los “estaderos”, emblemáticos establecimientos donde se disfruta de música salsa y ritmos costeños continúan siendo puntos de encuentro populares. A pesar de las preocupaciones de seguridad, estos lugares suelen estar llenos, especialmente durante eventos deportivos o festivos. La pasión por el equipo de fútbol local, el Junior de Barranquilla, es evidente; incluso si el estadio no se llena completamente, los estaderos cercanos se abarrotan de aficionados que se reúnen para apoyar a su equipo.

Antinomia Social: Inseguridad y Vida Festiva

Esta coexistencia de una alta percepción de inseguridad con una vibrante vida cultural y festiva representa una antinomia en la sociedad barranquillera. Por un lado, la realidad de la delincuencia y la violencia; por otro, una comunidad que se niega a renunciar a sus tradiciones y espacios de esparcimiento. Este fenómeno puede interpretarse como una forma de resistencia cultural, donde la celebración y la unidad comunitaria actúan como mecanismos de afrontamiento ante la adversidad.

Las antinomias pueden ser útiles para identificar los límites de la razón humana y para destacar la complejidad y la contradicción inherentes en la realidad. Sin embargo, también pueden generar dilemas y conflictos filosóficos que pueden ser difíciles de resolver.

Barranquilla, una ciudad vibrante y culturalmente rica, enfrenta una paradoja notable: mientras lidia con desafíos significativos en materia de seguridad, sus habitantes continúan participando activamente en celebraciones y eventos sociales. Esta dualidad refleja una antinomia social donde la realidad de la inseguridad coexiste con una vida festiva dinámica.

A pesar de estos desafíos, la ciudad mantiene una vibrante agenda cultural. El Carnaval de Barranquilla, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, es un claro ejemplo de ello. Cada año, este evento reúne a miles de personas en desfiles, danzas y celebraciones que destacan la riqueza cultural de la región

Esta coexistencia de inseguridad y vida festiva puede interpretarse como una manifestación de la resiliencia cultural de los barranquilleros. La participación en eventos culturales y sociales no solo refuerza la identidad comunitaria, sino que también sirve como una forma de resistencia frente a la adversidad. Sin embargo, es esencial abordar los problemas de seguridad para garantizar que estas celebraciones puedan continuar sin riesgos para la población.

La antinomia entre inseguridad y vida festiva en Barranquilla destaca la complejidad de la experiencia urbana en contextos donde la cultura y la celebración son fundamentales para la identidad colectiva, incluso frente a desafíos significativos en materia de seguridad.

La situación en Barranquilla ejemplifica cómo una sociedad puede enfrentar y adaptarse a realidades contradictorias. A pesar de los desafíos en seguridad, la comunidad mantiene vivas sus tradiciones y continúa participando activamente en eventos culturales y deportivos. Esta dualidad resalta la complejidad de la experiencia humana y la capacidad de las comunidades para encontrar equilibrio entre la adversidad y la celebración. Como dicen los asistentes a los eventos festivos a ellos le importa un jopo la realidad de los barrios del suroccidente, suroriente, y área metropolitana; donde se generaliza la violencia, la extorción y el sicariato. La aparente indiferencia de los habitantes de Barranquilla es aprovechada por los dirigentes locales y departamentales para gobernar sin resistencia, manteniendo altos índices de aceptación. Por ejemplo, el alcalde Alejandro Char ha mantenido una aprobación superior al 70% en diferentes encuestas[2].

Esta situación sugiere que la falta de oposición activa permite a los líderes políticos consolidar su poder sin enfrentar cuestionamientos significativos.


[1] La violencia en Barranquilla: un reflejo de la competitividad criminal en Colombia: https://www.uninorte.edu.co/web/grupo-prensa/w/la-violencia-en-barranquilla-un-reflejo-de-la-competitividad-criminal-en-colombia?utm_source=chatgpt.com

[2] Así está la aprobación para los alcaldes de cinco ciudades en seis meses de mandato: https://www.elespectador.com/politica/aprobacion-de-alcaldes-de-barranquilla-cartagena-bucaramanga-medellin-y-cali-en-seis-meses-de-mandato-noticias-hoy/?utm_source=chatgpt.com

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