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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
KANT Y SOCRATES PARA APRENDER
A PENSAR CONSIGO.
He escuchado, con frecuencia inusitada, a catedráticos universitarios de diversas asignaturas quejarse porque sus alumnos no leen, ni libros ni documentos impresos, las recomendaciones y las enseñanzas requeridas por los programas académicos. Prefieren, dicen, “leerlos” o bajarlos de lo que se publica, con intensidad, en los canales populares de las redes sociales, como YouTube y TikTok. Es decir, las redes son los materiales didácticos.
Frente a esa realidad educativa contemporánea es inevitable que pregunté: ¿Cómo aprenden a pensar esos universitarios? Para pensar hay que leer. Creo es un axioma, ya que el único órgano humano generador de pensamiento es el cerebro. Siendo éste un órgano en construcción permanente. Es el recipiente de la mente. Y para esa construcción la lectura es la materia prima. ¿O no?
Ahora, no es que se prohíba o censure “la lectura” de los materiales de enseñanza y aprendizaje, en este caso profesional, divulgado por las redes sociales. No. Es que esa lectura, creo, no se asimila o graba en la corteza cerebral, con suficiencia y se olvida con frecuencia, de la que depara la lenta y concentrada lectura de un texto escrito, de un libro. Leer es avivar la imaginación. Despertar la creación de ideas…de pensamiento.
La disciplina que contribuye, de manera contundente y comprobada, a engendrar pensamientos o, mejor, aprender a pensar es, quién lo discute, la filosofía. La que dá sabiduría en todo aquello que interesa y ayuda a la humanidad. Por y para ello, los libros son esenciales. Su lectura nutre la corteza cerebral y edifica la formación intelectual de cada profesional, que más que una pantalla necesita una mente sana para triunfar en la profesión elegida.
La filosofía, al igual que otras disciplinas del saber, ocupa la atención de distintos y diferentes divulgadores por los canales digitales, cuyos discursos o cátedras son sólo divulgación, más no generadores de conocimiento compartido. Ese compartir es el que provoca la lectura, el libro, por el diálogo que permite. Diálogo que contribuye, a la divulgación como a la producción del pensamiento por el ensanchamiento neuronal. lo digital es ligero. Fácil.
Por estos días de brisas apresuradas, he leído en las noticias ultra oceánicas que la Biblioteca Clásica Gredos ha sido “clausurada”, por eminentes problemas financieros de la Editorial que la publicaba. Las obras de Gredos representan una colección de los clásicos de la filosofía, de todas las épocas de la historia. Y su lectura, acompañada de las identidades originales, es uno de aquellos placeres que despierta la filosofía.
A mediados de diciembre pasado y a inicio del reciente enero, el profesor Rodrigo Uprimny, a raíz del 300 aniversario del nacimiento del filósofo “prusiano, Inmanuel Kant, considerado el padre de la Modernidad, publicó tres columnas, en el diario El Espectador, invitando a leer su obra, en especial las siguientes:1) Qué es la ilustración, 2) La paz perpetua y 3) Fundamentación de la metafísica de las costumbres.

Inmanuel Kant
El interés del columnista para su invitación o incitación a conocer a Kant, está expresado, a mi entender, en las siguientes líneas:”…uno debe 1) Pensar por si mismo, 2) Pensar poniéndose también en el lugar de los otros y 3) Pensar siempre en concordancia consigo mismo”(ver El Espectador de 22/12/24). Esta fórmula tripartita kantiana es la forma práctica de ser autónomo, es decir servirse del propio entendimiento. O sea, aprender a pensar.
Pero dicho aprendizaje requiere, necesariamente, conocer del método socrático de interrogar. O sea, hay que leer las enseñanzas dialógicas del Sócrates tábano, que aguza para provocar. Y tal aprendizaje no se logra escuchando videos en YouTube, sino escudriñando con placer estético las páginas de los libros, donde se conservan tales enseñanzas filosóficas o se explican. Es decir, alimentando neuronas cerebrales.

Sócrates
Ahora bien, si existe le creencia que leer filosofía es algo difícil, frente a lo ligero de lo digital, presumo la existencia de un reto para los maestros: encontrar libros con ediciones ilustrada o divertidas de los clásicos, en todos los tiempos, para incentivar, desde el gozo o desde el ocio, la lectura en tales libros, los cuales existen en el mercado. solo hay que creer que leer es el camino para aprender a pensar por uno mismo. Lo demás es cuento.
La próxima: Dictaduras y Gobierno del “Pacto Histórico”.
Nota: el contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.