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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez.
Hablar de gánster y capos es remontarse al pasado, la subcultura de la mafia no es colombiana, pero está incrustada en la conciencia colectiva, como lo está igualmente, en la sociedad latinoamericana y universal; es una forma de crimen organizado o mejor de organización para el crimen.

La historia nos enseña que el terminó proviene de los árabes, quienes lo llevaron a Italia, especialmente a Roma y Sicilia, allí no había restricciones para la Ley del más fuerte: el fraude, la estafa, el robo, incluyendo violaciones no se tenían como delitos eran asuntos privados. No existía un poder público capaz de poner límite a una venganza personal
La Mafia, hombres de honor como ellos se llaman, como organización criminal, con fines de lucro y de prestigio, nació en Sicilia, pero rápidamente fue imitada en el Reino Unido y en los Estados Unidos; al principio se dedicaban a la protección y la denominaban justicia vigilante, con fuertes códigos de honor, inviolables, siendo el más importante el Omertá o “Ley del silencio”
SUBCULTURA DEL TRAQUETO – CAPO – MAFIOSO
Traqueto, mafioso y capo suelen darle un símil sin embargo, hay grandes diferencias desde el punto de vista teórico y pragmático.
El traqueto es aquel que comercia con sustancia ilegales; el mafioso es el que pertenece a una mafia, pero con la diferencia que el mafioso no tiene escrúpulos y es capaz de cualquier cosa y el capo es el feje de una mafia. El más visible es el traqueto, quienes no son muy dados a los estudios ni técnicos ni profesionales y presentan además unas características muy particulares en su forma de vestir y exhibirse, por ejemplo , usa ropa llamativa, camionetas, guardaespaldas aunque estos no sean profesionales solo sean en muchos caso amigos a quien se les paga por acompañarlos a todas sus diligencia, es decir que le gusta llamar la atención y aunque trafique con sustancias ilegales aún puede preservar un poco de escrúpulos que no le permitirían hacer daño físico a otras personas como asesinar por ejemplo. Aquí es donde al ser visible por lo que muestran muchos jóvenes quieren emular estos comportamientos y sobre todo el querer ganar dinero “ con el mínimo esfuerzo”, es decir, lo que para algunas persona costaría toda una vida poder tener algunas propiedades o por lo menos una, estas personas logran amasar grandes fortunas utilizando estos dineros ilícitos para préstamos condicionados con escrituras de sus viviendas, al prestar grandes cantidades de dinero con un alto interés porcentual, por los que a las personas les queda imposible recuperar sus propiedades y de esta manera lograr tener mucho dinero y propiedades.
Indudablemente ellos hacen parte de una red de narcotraficantes que si son capos y que hoy en día muchos de los denominados capos manejan “bajo perfil” al vivir en barrios de estratos bajos pero con todas las comodidades y calidad de vida, aquí son cuidados por la misma comunidad porque realizan actos caritativos, colaboran a sus vecinos resolviéndoles inconvenientes económicos, o brindándoles empleo pues invierten comprando grandes cantidades de vehículos como taxis, motos y otros, de esta manera lavan sus activos a través de testaferros.
Los “grandes capos” son los que les gusta el lujo en exceso, viven en mansiones, casas inteligentes, autos lujosos, todo lo que usan es altamente costoso, estos capos son completamente inescrupulosos, no les importa cómo se consiga el dinero o a quien tengan que matar para mantenerse en ese estilo de vida, no perdonan una traición y se aniquilan entre ellos para mantener el control y el poder.
Estos son los “capos de capos” los verdaderos mafiosos, delincuentes disfrazados de empresarios, tal como lo hace notar Álvaro Camacho Guisado en su artículo Mafia: los usos de un concepto polisémico y su aplicabilidad al caso colombiano y basado en el libro de Diego Gambetta. En este artículo Camacho manifiesta:
“Para que la protección sea eficaz es necesario que el mafioso demuestre que sí está en condiciones de prestar el servicio. Y si no logra demostrarlo, no solamente perderá credibilidad y poder, sino que abrirá el campo para que sus competidores lo saquen del mercado”.

Un vivo ejemplo de traqueto, mafioso y capo PABLO EMILIO ESCOBAR GAVIRIA.
Como dice el filósofo Michel Foucault “el poder no se posee se ejerce”
El sociólogo e investigador de la universidad Simón Bolívar, Jorge Bolívar, en dialogo con telatiroplena.com, nos manifestó que lo que se vive hoy en Colombia y en especial en Barranquilla y su área metropolitana, son momentos muy difíciles.
“La idea del bienestar general ha cedido ante la idea del lucro personal. El pensamiento crítico, la conciencia ciudadana, el desarrollo sostenible. Los objetivos de desarrollo Sostenible 2030, siguen esperando los 9 años que hacen falta para que digamos no hubo tiempo, la pandemia no dejó. La cultura del más vivo, del atajo, del rebusque, de la rosca, de papaya puesta papaya “partía”, de la complicidad, del compadrazgo. La subcultura de la mafia, no es únicamente la historia de la droga; es la del desplazamiento, del todo se vale, la cultura de la violencia y de la fuerza. La subcultura de la mafia en el sentido de organización criminal, no se ha agotado en Colombia, sigue a la espera de ser superada; y no será la presencia de caudillos o mesías la que dé fin a este proceso. La universidad y el pensamiento libre, se auto – secuestró dominada por el miedo y el deseo de supervivencia. La subcultura de la mafia predomina en el acontecer político, la protección de la “familia por encima de todo” la fe en el patriarca todavía está en el alma ciudadana. Quiera el Dios de Colombia y nuestro Sagrado Corazón que no sigamos teniendo como ejemplo a tristemente célebres protagonistas como Alphonse Gabriel Capone – Al Capone, Pistone, Lucky Luciano, Meyer Lansky: Joe Massino, Tom Pendergast, Carlos Marcello, Cesare Bonventre: Victor Orena: Vito Genovese: Familia Lucchese. Tenemos salidas, no todo está perdido, por cuanto no toda la sociedad está inmersa en la narco – cultura, ni en el narco político. La Universidad ofrecerá respuestas, la Justicia descorrerá los velos, la conciencia colectiva jugará su papel sin la presencia de caudillismos o fuerzas extrañas a su sentir. Aún no ha construido un imaginario colectivo de estado, de sociedad y de gobierno” afirmo Jorge Bolívar.
En Barranquilla, tenemos una marcada historia mafiosa, debemos trasladarnos a los años del gran auge y esplendor, en la ciudad, donde por los años 30 fueron llegando inmigrantes de diferentes partes del mundo, algunos con conductas y modales correctos enmarcados en valores, y otros por el contrario dejaron sus genes para nada puritanos y honestos.
Al inicio de los años 1960, la ciudad descubre una economía que sería a la postre la pieza fundamental de la economía subterránea paralela a la legalidad, esta es denominada ‘Contrabando’, la cual da origen al mundo de los merqueros, contrabandistas y a los llamados ‘San Andresito’. Esta fuente de negocio, se metió rápidamente en el pensamiento colectivo, que era la forma más rápida de hacer dinero, basada en la bonanza de Maicao como puerto libre y la compra y venta de mercancías y productos procedentes de Venezuela. De esta forma de negocio, se empezó a ver a muchos con conductas de traquetos, mafiosos y capos.
A finales de los años 60 e inicio de los 70, se gesta, lo que muchos denominan la paulatina desaparición de la gran ciudad pujante y distinguida de inicio del siglo 20. Entra con una fuerza desmedida la ‘Bonanza marimbera’ o época de la marihuana, donde los mafiosos millonarios de la Guajira y Cesar, deciden hacer de la ciudad de Barranquilla, su asentamiento y centro estratégico de operaciones, encarecieron la ciudad, iniciaron los expendios del alucinógeno y comenzaron a mostrar su poder con conductas y actitudes de capos y mafiosos al mejor estilo de Italia o Nueva York; muchos lograron legalizar sus fortunas e invirtieron en diferentes actividades de la producción, jalonando de esta manera la doble economía. Desde que arrancó la expansión, el estado se mostró muy débil para contrarrestar y prevenir el grave deterioro social. Poco a poco se unieron al negocio barranquilleros que pretendieron aumentar sus fortunas y negocios con la matica de ‘Bareta’. Los políticos corruptos no fueron ajenos a la situación, mas de uno hizo alianzas estratégicas con los capos.
Barranquilla, tiene algo bueno que a su vez es desventaja, esta ciudad le abre las puertas a todo el que llegue, sea de afuera del país o de diferentes partes de la nación, esto permite que grandes gánsteres, capos y mafiosos lleguen a disputarse el territorio y permeen la economía con sus maletas llenas de dinero.
A finales de los 70 e inicio de los 80, comienza el gran negocio del polvo blanco (cocaína) y drogas sintéticas (estas ya venían haciendo su exploración y tránsito con la metacualona), donde varios ‘duros – empresarios’ locales vieron que era un negocio súper lucrativo y rápido para ver grandes utilidades. Fue la época de los grandes carteles de la mafia colombiana (Medellín Antioquia, Cali valle del cauca, Costa, entre otros) y el desplome paulatino de la gran bonanza marimbera, la cual dejo como resultado una gran guerra, y mucha sangre derramada por el control de los negocios y el inicio de los cobros de cuentas por grupos de sicarios.
Era normal ver el cierre de discotecas y bares, por que llegaba un Mafioso con sus lugartenientes, los carros lujosos, la ostentación era evidente, las armas de fuego de largo alcance, las balaceras desenfrenadas, fue el esplendor de hoteles, empresas, edificios, laboratorios, farmacias, sitios de entretenimiento, artistas, fincas, lujosas mansiones, empresas de transporte, empresas de seguridad, juegos de azar y hasta el deporte llego a tocarse, los cuales eran fachadas para lavar el dinero proveniente del tráfico de drogas y el hampa.
La mafia desde muchos años atrás permeó a la clase política, la sociedad de la clase alta y la fuerza pública, apoyándole con dineros por debajo de las mesas.
Llegan los años, 90 y para algunos investigadores en seguridad ciudadana, es una época bastante fuerte y sangrienta, es la época de la incursión de grupos armados al margen de la ley, llamado el fenómeno del ‘paramilitarismo’, la cual incursionó en las grandes ciudades sobre todo de la costa, para ejercer control armado en los grupos delincuenciales tipo pandillas y vendedores de las drogas (jibaros). Inicia la delimitación de la ciudad y el fortalecimiento de muchos grupos, de igual manera el control de las finanzas públicas en muchos municipios, como ha quedado registrado en archivos de medios de comunicación de circulación nacional. Muchas personas perdieron la vida, la violencia fue terrible.

Cabe anotar, que la capital del departamento del Atlántico, quedo delimitada por zonas y sectores con capos asignados que eran los responsables de ejercer el control de todo acto delictivo.
Para Arturo García Medrano, Abogado, Ex personero Distrital de Barranquilla y experto en seguridad ciudadana, lo que hoy se vive en la ciudad de Barranquilla, es el resultado de la pésima implementación de políticas públicas sociales que han contribuido con el flagelo de la delincuencia en la ciudad.
En los actuales momentos estamos viendo, como la subcultura traqueta, mafiosa y al mejor estilo de los gánster, se pasea por los mejores sectores de la ciudad, pasan desapercibidos como honorables y distinguidos personajes de la sociedad y hasta de la vida pública; la conducta mafiosa se nota en todas las instancias, desde lo político, empresarial, comercial, y ni hablar en los barrios populares de la ciudad, donde según el informe que nos envía Arturo García, se encuentra bien posicionada y echando raíces esta subcultura.
Además de los Gánster bien vestidos y olorosos que envían mensajes y directrices de arriba hacia abajo, están los capos y capotes comandando y direccionando todo el entramado diario del aparato delictivo, siendo la principal fuente el tráfico de drogas a gran escala. El microtráfico se da a través de los denominados capitos que están inmersos en los barrios de las distintas localidades, acompañados de los brazos armados que imparten de una u otra manera el orden. Es preocupante como en estas partes de la ciudad existen más de 90 combos (10 -16) años de edad, quienes comparten algunas creencias, gustos, y son reclutados mediante mensajes subliminales (medios de comunicación, redes sociales y eventos deportivos) y unas actividades recre – musicales características para concentrar en sitios determinados, donde la finalidad es la de consumir o iniciarse en el mundo de las drogas, el sexo y el desenfreno. De este segmento, saltan a las tribus urbanas las cuales pueden existir más de 300 (17-26) años de edad, aquí es donde más se vive la violencia, ya que, con la pérdida de valores y la falta de respeto al liderazgo, se nota el querer alcanzar los sueños de ser capos y se vuelan los conductos del mundo del hampa. Toda la ciudad y su área metropolitana no es ajena a los grandes problemas y la muerte es como un gran premio (la muerte como ritual y premio).
Definitivamente, a todo este tema de gánster, capos y capitos, no le podemos dejar pasar, la flamante y aumentada corrupción política, la cual muestra de una forma desmedida y desproporcionada los comportamientos mafiosos adoptados en otrora.
La llegada en los años 50 y 90 a Barranquilla y su área metropolitana de muchas personas que huían de la violencia en muchas partes del país, arrojó como resultado los nichos de miseria en barrios subnormales que son el caldo de cultivo para las grandes mafias, hoy pleno siglo 21, se le suma la migración venezolana, la cual mucha de ella, viene a ganarse un puesto en el competido mundo del hampa en esta ciudad imparable en atenciones y que siempre tiene los brazos abiertos.
¡URGENTE ¡ es el llamado a los Alcaldes, a la gobernadora, a los observatorios de las distintas universidades, a psicólogos y trabajadores sociales, a los gremios, a las fuerzas vivas, la fuerza pública, los entes de control, al ministerio del interior, al ministerio de justicia, a las iglesias, a los líderes sociales, a las juntas de acciones comunales, a los rectores de colegios, a los políticos, a los ediles, a los periodistas, a los investigadores de seguridad ciudadana y a los encargados de las oficinas seguridad y convivencia e interior; para que nos despojemos de los egos y prepotencias y juntos logremos trabajar al mejor estilo de las constituyentes, de manera honrada, honesta y sería una hoja de ruta, que demarque el destino de la ciudad, antes que la olla a presión social explote y sea demasiado tarde solucionar los problemas.
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