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Por: Esteban Gallardo
El último informe de la Human Rights Internacional evidencia lo ya señalado por otras entes defensoras de derechos humanos a nivel nacional como lo han sido el Comité Permanente por la Defensa de los derechos Humanos CPDH y la Campaña Defender la Libertad un asunto de todos, el informe detalla que para el día 8 de mayo de 2021 se presentan en Colombia 1023 arrestos (ilegales), una alarmante cifra de 980 desaparecidos, 43 homicidios, 6 casos de violencia sexual, 9345 amenazas, mas de 1030 civiles heridos, y 160 ataques a misiones medicas; estas cifras permiten cuestionar: ¿estamos nuevamente en el 2002?
El solo hecho de tener que recordar a los mas de 6402 falsos positivos presentados en el informe de la Jurisdicción Especial para la Paz equivale a reconocer que en Colombia aun no termina la larga noche, es por ello que la tarea sin duda alguna es organizarse, las comunidades y los territorios no deben vivir nunca mas bajo la zozobra de entregar la vida de sus hijos e hijas, la lucha por la dignidad es una lucha por la vida y hoy mas que nunca la tarea es defenderla. Entender lo anterior implica la comprensión alrededor de la clase a la que se pertenece, los intereses de la misma, y replantear el proyecto de nación y de país que se quiere construir.
En medio de un paro nacional completamente excepcional es necesario realizar un ejercicio de memoria histórica, en este caso recordar el Paro de la UNO; la Unión Nacional de Oposición, la gran coalición nacida en los años 70 como respuesta a las medidas retrogradas de los gobiernos Liberales y conservadores de la época, que se mantuvo en pie desde el año 72 hasta el 82, dando una lección clara de un proceso de lucha de larga duración comparada a lo que hoy vivimos. En 8 días de movilizaciones masivas en Colombia los “aires de triunfalismo” desde los distintos sectores políticos de “centro” evidencian a la vez un Liquidacionismo de la lucha popular que hoy se da en las calles del país.
El ejercicio de reflexión en este caso parte de la comprensión de que el país está cambiando y como clase social debemos cuestionarnos cual es nuestro papel en medio de estas transformaciones, la comprensión absoluta de que construir la movilización social es un ejercicio vacío cuando se carece de banderas políticas que defender, y que sacar a las calles a la ciudadanía de manera oportunista en un intento de favorecer los intereses personales son posturas enemigas del movimiento social alternativo.
Pero he aquí un problema ¿movimiento alternativo a qué? Es actividad de cuestionamiento permanente nos lleva a dos conclusiones, 1) se busca una alternativa a un modelo de gobierno que siempre ha estado en manos de la derecha colombiana, y 2) la necesidad de construir una alternativa al modelo social y económico que hoy nos rige, un modelo que nos divide en segmentos y les pone lúgubres nombres como clase media tratando de ocultar que no es mas que una clase trabajadora sobre endeudada y mínimas comodidades.
Así mismo, lo anterior ubica la necesidad de elevar los niveles de formación política de la ciudadanía marchante, hacerla entender que son los pequeños comerciantes, la tienda del barrio, la miscelánea, la farmacia, el restaurante de la esquina, los trabajadores, los campesinos y los vendedores ambulantes nuestros mas grandes aliados, son ellos los que representan la clase a la que tratamos de defender. Son hoy los estudiantes, los trabajadores, los afros, las mujeres, los indígenas y la juventud en general los protagonistas de la lucha social en Colombia, y su tarea seguir construyendo poder popular.
Las problemáticas alrededor de la organización del paro y la movilización social comprenden la necesidad de generar mecanismos novedosos y vinculantes, que no excluyan a los territorios y que establezcan un dialogo directo con las comunidades, por ello son los Cabildos Abiertos, las Asambleas Populares y Estudiantiles los escenarios donde hoy se debe construir la movilización social, los espacios naturales para organizar la rabia y parir la transformación social que necesita el país. Con ello debe entrar a jugar un importante papel el arte que ha hecho de Colombia un país de alegría en medio de tanta tristeza, la propuesta de que sea el arte evitando los inútiles confrontamientos entre el pueblo y los que son del pueblo y defienden los intereses de los que van contra él, no han hecho más que arrebatarnos la vida de muchos compañeros por los que jamás hay que guardar silencio.
Lo anterior no obvia la responsabilidad de los criminales que hoy nos gobiernan, son las fuerzas represivas del estado las que han arrebatado la vida a esos jóvenes que movidos por su descontento salían a luchar, lo anterior aclara la pregunta ¿Qué hacer? Y permite encontrar por respuesta que la tarea es seguir luchando, organizar a la comunidad y no parar hasta que el país por fin cambie, es hora de salir de esta larga noche.
Nota: El contenido de este artículo, es libre, espontáneo y de completa responsabilidad del Autor, Esteban David Gallardo Murillo, Estudiante de sociología de la UA, Organizador del Sector Juvenil de la Unión Patriótica, Organizador Distrital de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, Vicepresidente de la Plataforma de Juventudes de Barranquilla.