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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.

IMPERIO DE LA CULTURA DEL “PERRATEO”

Reconocer las virtudes o los méritos en otros es, a no dudarlo, una de las posturas éticas de mayor responsabilidad ciudadana, no solo en la vida personal o familiar, sino comunitaria, pues somos “animales sociales” que nos humanizamos cada día por la educación y el libre y voluntario convivir con los demás. Max Weber la denominó ética de la responsabilidad. Reconocer y responder son dos de los grandes pilares ético-prácticos de una comunidad. Definen su carácter.

Dudé para escribir la palabra comunidad, ya que resultaba más fácil colocar sociedad, para cerrar el párrafo y, obvio, la idea con la que deambulo cuando recorro Barranquilla, mi ciudad. Pero recordé las palabras del artículo dos (2o) constitucional que consagra, entre otros, fines esenciales del estado el de: “servir a la comunidad”. Así elegí. Comunidad es un concepto sociológico cuasi cerrado. Religioso. Somos todos. Mientras sociedad es diverso, ondulante. Hay unos de “la alta” -deditos parados- y los de la baja -los llevaos-. Acá deseo ser y parecer rotundo. duro, aunque sin enojos y risueño, como un arlequín entre las olas color café sin leche de Puerto Mocho: un descabezado juguete en el río que se pierde en el mar, para nunca más regresar.

Me cautivó la humilde metáfora ribereña, ya que quiero decir: Barranquilla, como comunidad, se degrada, sé descarcha ante mis ojos cuando, arriesgando los 69 octubres, salgo a caminarla buscando el olor y el brillo de “la gran ciudad“. El deteri-oro no sólo la noto en paredes, calles y andenes, sino en el espíritu que la hizo grande hasta el punto de ser bautizada: La Puerta de Oro de Colombia. No sé si es consecuencia de la pandemia, pero de un tiempo acá todo nos queda “chiquito”. La grandeza no se nota a pesar del desarrollo urbanístico notable e innegable. ¿Pero culturalmente podríamos decir lo mismo? 

Con ese interrogante cabalgando paso a referirme, con el libre pensamiento que el afecto no limita, a un fenómeno que me atrevo a llamar la cultura del ‘perrateo’. Y lo lamentable es que se auspicie también desde claustros universitarios, sin mayor cuestionamiento de la idoneidad de quién o quiénes halagan o pretender reconocer méritos y virtudes. Coloco, para ser concreto y preciso, dos ejemplos de reciente data. Veamos.

1. Uniautónoma. Hace algunos días del septiembre lejano vi y leí, en el diario “líder de la costa”, una página entera donde se registró el reconocimiento que, el actual rector de la Universidad Autónoma del Caribe, un ilustre pastor “aleluya” como lo califica la jerga  popular, entregó a nombre de la Institución a distinguidos periodistas de la ciudad, que lucían elegantes y complacidos recibiendo la distinción, por la labor en el oficio de la libertad de expresión, pensamiento y opinión, de manos del sonriente pastor. Era una página de noticias sociales. Pura “chapa” se conoce en el oficio.

Lo que no he leído en el diario, ni oído en el radio-periódico de “las noticias actuales”, es la siguiente información cierta e imparcial:

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“Mauricio Molinares Cañavera llegó como rector en la Universidad Autónoma del Caribe el 1 de julio de 2020. Días después anunció con bombos y platillos el equipo de trabajo administrativo que lo acompañaría según él a sacar la universidad adelante.

Dentro de ese equipo que nombró presentó como dijo él en su momento a su “gran amigo y hermano” Antonio Prada, quien ocuparía el cargo de vicerrector administrativo.

No habían pasado 2 meses de haber comenzado a administrar la universidad estos 2 señores, cuando en Bogotá se creó en la Cámara de Comercio de esa misma ciudad el 12 de agosto del mismo 2020 la empresa Tri3 Solutions Mantenimientos S.A.S. con un capital de $10 millones de pesos.

Para los funcionarios y estudiantes que transitan dentro de la universidad es conocido el logo de esta empresa Tri3 en los uniformes de los señores contratistas que hacen todas las remodelaciones en las instalaciones de la universidad. Es más tan reconocida es esta “gran empresa” que hasta patrocina eventos que realiza dicha institución

Bastante que se parecen ya a Ramsés Vargas, ya tienen hasta un chef exclusivo que lo paga la universidad y se lo llevan para sus eventos sociales familiares.

Teniendo la universidad tantos choferes, los ilustres directivos contrataron para su uso exclusivo a 2 conductores más.

¡A proposito!. ¿Ya les pagaron la quincena del 15 de octubre señores funcionarios de la Universidad Autónoma del Caribe? (Comunicado sindical). ________________

Luego de difundido ese comunicado se conoció, calladamente, que el Vice administrativo, “El gran hermano“, había renunciado. 

Tengo datos, de buena fuente, que el Rector que homenajea al “periodismo” local, no responde cancelando, oportunamente, la obligación legal de la seguridad social de los empleados de Uniautónoma. Tampoco de esa situación se hace periodismo investigativo. Solo caja de resonancia. Por eso no dudo en pensar: hay reconocimiento que des-prestigian. ¿O no?

2. Las Medallas de Barrancas de San Nicolás. Hace contados días, las directivas del Concejo Distrital de Barranquilla repartieron, a diestra y siniestra, reconocimientos a un grupo de ciudadanos, a quienes les otorgaron La Medalla Barrancas de San Nicolás, la cual se impone, por tradición, a personajes con una trayectoria cívica destacada o que han dejado huellas en la historia pública de la ciudad que tiene como patrón a San Nicolás de Tolentino, santo italiano, protector de las almas del Purgatorio.

Me he sorprendido porque al WhatsApp me han enviado mensajes que dicen que, entre los escogidos, por sus méritos, se encuentran diferentes docentes de las más antiguas universidades de Barranquilla. Y en la que destacados concejales son “jefes políticos” y/o políticos en trance de “dictadores de clases“. Y ellos, ni cortos ni perezosos, postulan como merecedores de la histórica medalla a sus jefes inmediatos y/o a subalternos, sin percatarse sí la trayectoria ciudadana los hace sujetos justos de tal reconocimiento. O sea, presumo, que la medalla se usa para pagar “favores” electorales o académicos. Es decir, no hay rigor en la selección. Sino otra muestra de clientelismo. Ramplón, oí en la esquina.

Como es objetivo. Mientras nuestros periodistas tienen como protector a un pastor. Nuestros profesores universitarios son protegidos por un patrón. Parece ser que en ambos sectores no reza la independencia de pensamiento. Una muestra más del llamado “imperio del ‘perrateo’” cultural que viene sometiendo a la ciudad de un tiempo reciente.

Tantas y tan fácil se acomodan las medallas que las han comenzado a llamar: “vaso de agua“, porque no se le niega a nadie. Como van las cosas, muy pronto no habrán “pescuezos” para colgar La Medalla Barrancas de San Nicolás. Al patrono ruego para que no me dejé hervir en el purgatorio y tenga a mi divina madre en la gloria. amén.

La próxima: Ser escritor.

Nota: El contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.