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Por: GASPAR HERNÁNDEZ CAAMAÑO.
“Debemos aprender a vivir juntos”. Dalai Lama.
En los calurosos días killeros, para mitigar la temperatura que nos azota sin tregua, me dedico a la lectura, ¡obvio!, en aire acondicionado y en piyama, del reciente libro de los psicólogos Daniel Goleman y Cary Cherniss, titulado “optimal, cómo alcanzar la excelencia personal y laboral todos los días”(Penguin). Lectura que me brinda la oportunidad de entender el “convulsionado” ambiente que, a diario, vive la sociedad colombiana por el accionar gubernamental reflejado en Medios y Redes Sociales.
Este nuevo libro de Goleman, en colaboración con Cherniss, es, de alguna manera, una extensión práctica de su bestseller “La inteligencia emocional“. Texto de estudio y análisis entre los amantes de la psicología cognitiva y la pedagogía de las emociones. El libro tiene 318 páginas, dividido en cuatro partes denominadas asi:1) El camino de la inteligencia emocional, 2) Inteligencia emocional: los detalles, 3) La inteligencia emocional en el trabajo y 4) El futuro de la inteligencia emocional.
En cada una de las cuatro partes del libro, Goleman y Cherniss relatan historias vividas por diversas clases de personas como de empresas. Desde la historia de un humilde conductor de transporte público hasta de la de dos investigadores biológicos, para ejemplificar como el descubrimiento y uso de las distintas herramientas de la Inteligencia Emocional, puede conducir al éxito tanto en el campo personal como laboral. Amén de los gobiernos.
Es evidente que la pretensión central de optimal es demostrar, con historias reales, cómo las múltiples vías y denominaciones de la Inteligencia Emocional, una de las tantas inteligencias humanas, deben ser educadas, de tal manera, para generar liderazgo en la sociedad mundial, la que enfrenta embates de la naturaleza como, por ejemplo, el calentamiento global. Es decir, educar lideres con inteligencia emocional, para que sean óptimos en su vida social.
Dentro del planteamiento hacia el optimismo, el libro destaca que, entre todos los caminos o herramientas de la Inteligencia Emocional, se encuentra la empatía, como habilidad humana y social que facilita “ponerse en los zapatos del otro”. Y explica los tres tipos de EMPATIA: 1) Cognitiva, 2) Emocional y 3) Preocupación empática. Y desarrolla una invitación pedagógica para que tanto en la vida personal, familiar, laboral y social seamos EMPATICOS, es decir convivimos decentemente. humanamente.
Cuando avanzaba en la redacción de la presente reseña, encontré en la página digital de El Economista, de México, un comentario del libro optimal, publicado el 12 de junio, firmado por Elizabeth Meza Rodríguez bajo el título: “inteligencia emocional, clave para ser un mejor líder“. La nota concluye así: “Goleman precisa en que la labor emocional entre los lideres exigen que sean conscientes de sus propias emociones para poder manejarlas mejor y conectar con las emociones de quienes lo rodean, a fin de ayudar al crecimiento de sus colaboradores y la organización”.
Me identifico con esa afirmación sobre la utilidad de la lectura de esta nueva obra de Daniel Goleman, en relación a la formación de un liderazgo, en todos los ámbitos de la vida del hombre, desde los alcance y dominio de las emociones. De ahí que dedicará una lectura tranquila de optimal, sin ninguna otra pretensión que no fuera observa cómo recomendar su lectura en momentos que nuestra sociedad carece de líderes políticos que puedan contribuir a superar la polarización y la violencia.
¿Cuál es, a mi percepción, la actual situación colombiana que obliga a leer optimal? Hoy nos domina, en lo personal y social, la incertidumbre. No divisamos un camino hacia el progreso y, por ende, hacia el optimismo. Tanto que ya da temor ver o escuchar noticieros, porque las informaciones son cada vez más graves y alarmantes. El gobierno no tiene un rumbo. Cada día el Ejecutivo propone, dependiendo el lugar del discurso, un “cambio histórico“, sin que el cambio se note para bien. Todo lo contrario. la corrupción se expande como la verdolaga.
En la incertidumbre que nos ronda, desde que la polarización se apoderado de la vida política del país, los colombianos no hemos encontrado un líder, con suficiente empatía, que logre o intente convincentemente unirnos con un interés común: la paz. Hay si discursos. Pero realizaciones realistas y probables de alcanzar la paz social, no se divisan cercana al cuerpo y al espíritu de la nación. Por ello, ser optimista es un sueño.
¿Cómo volver a creer en que el futuro de Colombia no es estatizar, sino confiar en la creación y valentía emprendedora de todos? La respuesta que encuentro es ser empáticos. Por ello y para ello recomiendo leer, libremente, optimal el libro de Goleman. Y no olvidar esta frase, muy usada por Steve Jobs: “no es lo que dices, es como lo dices“. El uso no empático de las redes sociales está acabando con el anhelo de la Constitución Política del 91: ser una carta de paz.
La próxima: De los panamericanos a la nacional, ¿hay algo similar?
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