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Por: Alfredo Felipe Martínez Agamez
No soy de los que se la pasa opinando y haciendo juicios sobre este deporte, que día tras día se sale de control, como en la antigüedad el Circo Romano era la pieza fundamental para entretener al pueblo y para que los poderosos sacarán sus más íntimos deseos y maquiavélicos pensamientos.
Hoy estoy completamente convencido que el fútbol de estos tiempos es la cereza del pastel de las grandes élites económicas, las marcas, el marketing, el dinero limpio y el sucio desfilan por las enormes pasarelas de los Gramados de fútbol.
El libro escrito por los periodistas de investigación del Reino Unido Vyv Simson y Andrew Jennings en 1992, bajo el titulo original The Lourdes of The Rings. Power, money and Drugs in The Moderna Olympics, en español Los Señores de los Anillos. Pone de manifiesto todo el tejemaneje desde lo más claro hasta lo más oscuro que se vive en la organización de los Juegos Olímpicos, otra poderosa organización que mueve con sus tentáculos de codicia y poder el mundo en distintas esferas.
“Esto es lo que descubrimos acerca del mundo del deporte olímpico moderno. Es un mundo reservado, elitista, donde las decisiones acerca del deporte, se toman a puerta cerrada; donde el dinero se gasta en crear un estilo de vida fabuloso para un reducido círculo de funcionarios, en lugar de proporcionar facilidades para los atletas; donde el dinero destinado al deporte se ha desviado hacia cuentas bancarias en el extranjero y donde los funcionarios presiden eternamente, sin necesidad de someterse a un molesto proceso de elección. Luego este libro no trata sobre los competidores que persiguen las medallas de oro. Es acerca del mundo oculto de los hombres en trajes elegantes, los hombres que manipulan el deporte para sus propios fines.” Libro Los señores de los Anillos pág. 7 y 8
Así, como en el libro citado, los distintos documentales preparados sobre la FIFA reflejan las situaciones más oscuras y terribles en esa entidad que mueve pasiones y emociones.
FIFA Gate, un excelente documento fílmico que explica como desde 1974, cuando el brasileño Joao Havelange inicia la dirección de la FIFA, descubre que la FIFA era un gran negocio del deporte, la política y los negocios de las grandes marcas.
“El origen de la etapa más oscura de la institución se remonta a los años ‘70, cuando el brasileño venció al inglés Stanley Rous y creó un imperio con la ayuda de Horst Dassler, hijo del creador Adidas” Infobae
“Havelange, el presidente de la FIFA que transformó el fútbol en una máquina de poder, dinero y fraude, fallece a los 100 años en Río.” Colombia as https://colombia.as.com/colombia/2016/08/17/futbol/1471434832_446433.html
“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado cara sucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad” Eduardo Galeano en el libro El fútbol a sol y sombra
“El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere. En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase. Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar las huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos” Eduardo Galeano en el libro El fútbol a sol y sombra.
“El hincha una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio. Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno. Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos. Rara vez el hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música. Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota; otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval”. Eduardo Galeano en el libro El fútbol a sol y sombra.
“El jugador corre, jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina. El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni a equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo. Pero él, que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar. Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y más dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está. Sometido a disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud. Y en las vísperas de los partidos importantes, lo encierran en un campo de concentración donde cumple trabajos forzados, come comidas bobas, se emborracha con agua y duerme solo. En los otros oficios humanos, el ocaso llega con la vejez, pero el jugador de fútbol puede ser viejo a los treinta años. Los músculos se cansan temprano: —Éste no hace un gol ni con la cancha en bajada. —¿Éste? Ni, aunque le aten las manos al arquero. O antes de los treinta, si un pelotazo lo desmaya de mala manera, o la mala suerte le revienta un músculo, o una patada le rompe un hueso de esos que no tienen arreglo. Y algún mal día el jugador descubre que se ha jugado la vida a una sola baraja y que el dinero se ha volado y la fama también. La fama, señora fugaz, no le ha dejado ni una cartita de consuelo.” Eduardo Galeano en el libro El fútbol a sol y sombra.
Y es que los escándalos en el deporte, principalmente en el fútbol, no sólo es a nivel mundial y de las grandes esferas, en este platanal, también se han presentados casos de aparentes actos de corrupción, malas prácticas, sobornos, coimas, y miles de escándalos hasta de lavados de activos y dineros de las mafias a clubes de fútbol.
Vale la pena leer el análisis que el profesor Jairo Soto hace, sobre las declaraciones del entrenador Marcelo Bielsa, donde éste pone el dedo en la llaga sobre la situación del actual fútbol https://telatiroplena.com/2024/07/07/deporte-de-elite-como-el-futbol-ha-dejado-de-ser-popular/
Lo visto el domingo 14 de julio de 2024, en la pasada final de la Copa América de Fútbol en Miami EEUU, muestra una vez más lo que muchos han interpretado, escrito y analizado; el fútbol se ha vuelto una de las formas que tienen las grandes élites de manipular las débiles mentes, de sacarle el máximo provecho a sus intereses políticos, sociales y económicos; vimos como la inteligencia emocional de los individuos queda por el suelo y no se tiene la capacidad de respirar profundo, cerrar los ojos y lograr analizar las verdaderas conveniencias individuales y colectivas, con el tema de que se mueve la economía, se logran proyectar mensajes subliminales para que las mentes débiles se desmadren y se inunden en un mar de consumo desmedido.
Atrás, quedaron las faenas futbolísticas llenas de armonía, alegrías sanas y sobre todo excelente fútbol respetuoso y barrial. Hoy el Fútbol al igual que muchos deportes dejo de ser popular, de las barriadas y se ha convertido en la gran mole de hacer dinero, la gran maquina registradora, de las organizaciones, de la ostentación y los abusos de poder de quienes lo dirigen y se atornillan como pesadas piezas de aceros revestidos de fuertes concretos.
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Nota: el contenido de este artículo, es opinión y conceptos libres, espontáneos y de completa responsabilidad del Autor.